La pérdida de poder y control de las Administraciones en la seguridad industrial
En los últimos años hemos asistido, tristemente, a un incremento en el número de accidentes que se registran en el ámbito industrial y doméstico. ¿Qué está fallando? ¿Cómo podemos trabajar para aumentar la seguridad industrial?
Como representantes de los Organismos de Control, nos sentimos profundamente preocupados por la laxitud del marco regulatorio actual y por el debilitamiento de los requisitos que se aplican en la función de inspección sobre equipos e instalaciones de seguridad industrial, motivada por una política liberalizadora mal aplicada a nuestra “función pública”, de control del riesgo y garantía de la seguridad. En este sentido, el marco normativo actual ha dejado de lado el modelo en el que las empresas actuábamos por "delegación de la Administración" y ha pasado a contemplar nuestra labor simplemente como una actividad económica, olvidando nuestra función primordial de garantes de la seguridad en la que actuamos. Esta falta de vigilancia por parte de la Administración ha provocado la configuración de un escenario en el que han proliferado servicios que colocan el ansia de negocio por encima de la ética y la profesionalidad, seduciendo con tarifas que suponen un sacrificio irresponsable de la calidad y rigurosidad que debe aplicarse siempre en la labor de inspección.
Hablamos de preservar la vida de las personas. ¿Qué hay más importante que eso? La seguridad no puede estar en juego por la competencia económica de los operadores, no puede convertirse en una mercadería.
El refuerzo de la seguridad en la industria exige, por una parte, que la ciudadanía adquiera una auténtica cultura de la seguridad que vaya más allá de la satisfacción puramente normativa y que valore el sentido pleno del concepto seguridad. Para ello los actores que velamos por la seguridad industrial (mantenedores, instaladores, normalizadores, organismos de control, ingenierías, titulares, usuarios y la propia Administración) debemos trabajar conjuntamente y avanzar en el objetivo común de evitar situaciones de peligro.
Por otra parte, es imprescindible que se establezca un marco de actuación que esté convenientemente regulado, tal y como se hace en el resto de países avanzados que conforman la Unión Europea. En España ese marco funcionó correctamente hasta 2011. A partir de ese momento, la incorrecta transposición de la Directiva de Servicios en 2009 y la falta de voluntad política de considerar la seguridad industrial como razón imperiosa de interés general, ha perjudicado y deteriora gravemente el sistema.
Reclamamos una nueva ley de Industria y/o de Seguridad Industrial, que endurezca las pautas de actuación, que se recupere la Autorización Administrativa para que la autoridad competente pueda realizar un control efectivo de la seguridad industrial en nuestro país. Solicitamos una homogeneización de todos los procedimientos de actuación que aseguren niveles de rigor y evaluación uniformes.
Hasta que no logremos cambiar el marco regulatorio, creemos que lamentablemente se seguirán produciendo e incrementando las situaciones de riesgo y, por lo tanto, se sucederán más accidentes.
Jesús Méntrida, Presidente de FEDAOC (Federación Española de Asociaciones de Organismos de Control)
Como representantes de los Organismos de Control, nos sentimos profundamente preocupados por la laxitud del marco regulatorio actual y por el debilitamiento de los requisitos que se aplican en la función de inspección sobre equipos e instalaciones de seguridad industrial, motivada por una política liberalizadora mal aplicada a nuestra “función pública”, de control del riesgo y garantía de la seguridad. En este sentido, el marco normativo actual ha dejado de lado el modelo en el que las empresas actuábamos por "delegación de la Administración" y ha pasado a contemplar nuestra labor simplemente como una actividad económica, olvidando nuestra función primordial de garantes de la seguridad en la que actuamos. Esta falta de vigilancia por parte de la Administración ha provocado la configuración de un escenario en el que han proliferado servicios que colocan el ansia de negocio por encima de la ética y la profesionalidad, seduciendo con tarifas que suponen un sacrificio irresponsable de la calidad y rigurosidad que debe aplicarse siempre en la labor de inspección.
Hablamos de preservar la vida de las personas. ¿Qué hay más importante que eso? La seguridad no puede estar en juego por la competencia económica de los operadores, no puede convertirse en una mercadería.
El refuerzo de la seguridad en la industria exige, por una parte, que la ciudadanía adquiera una auténtica cultura de la seguridad que vaya más allá de la satisfacción puramente normativa y que valore el sentido pleno del concepto seguridad. Para ello los actores que velamos por la seguridad industrial (mantenedores, instaladores, normalizadores, organismos de control, ingenierías, titulares, usuarios y la propia Administración) debemos trabajar conjuntamente y avanzar en el objetivo común de evitar situaciones de peligro.
Por otra parte, es imprescindible que se establezca un marco de actuación que esté convenientemente regulado, tal y como se hace en el resto de países avanzados que conforman la Unión Europea. En España ese marco funcionó correctamente hasta 2011. A partir de ese momento, la incorrecta transposición de la Directiva de Servicios en 2009 y la falta de voluntad política de considerar la seguridad industrial como razón imperiosa de interés general, ha perjudicado y deteriora gravemente el sistema.
Reclamamos una nueva ley de Industria y/o de Seguridad Industrial, que endurezca las pautas de actuación, que se recupere la Autorización Administrativa para que la autoridad competente pueda realizar un control efectivo de la seguridad industrial en nuestro país. Solicitamos una homogeneización de todos los procedimientos de actuación que aseguren niveles de rigor y evaluación uniformes.
Hasta que no logremos cambiar el marco regulatorio, creemos que lamentablemente se seguirán produciendo e incrementando las situaciones de riesgo y, por lo tanto, se sucederán más accidentes.
Jesús Méntrida, Presidente de FEDAOC (Federación Española de Asociaciones de Organismos de Control)